Una semana
antes del final de temporada, con la Vuelta al Besaya, tocaba otra carrera que
estaba cerca de casa. Esta carrera no me hacia tanta ilusión como la anterior
principalmente porque el circuito será el más llano de toda la temporada. Es la
carrera de Santoña.
La carrera de
allí, íbamos hasta Cícero luego a Gama y de ahí a Argoños, donde cogíamos la
carretera que nos devolvía a Santoña.
Solo tenía un poco de subida pero nada
que no se pudiera aguantar. Llegamos allí pronto, nos preparamos y fuimos a
firmar de los primeros.
Calentamos un poco antes de salir y nos colocamos en la salida. Teníamos que dar 4 vueltas.
Calentamos un poco antes de salir y nos colocamos en la salida. Teníamos que dar 4 vueltas.
Dieron la
salida neutralizada y poco antes de llegar a la salida del pueblo, yo iba
colocado justo detrás del coche para evitar problemas. Y de repente, un
corredor me llevó por delante. Ni le vi venir ni supe que pasaba y ya estaba en
el suelo.
Me levanté como pude, miré la bici pero aparte de un par de rallones no vi
nada. Entonces después de montarme fui a frenar y había partido media maneta.
Para colmo tenia la rueda echa un ocho y se frenaba. Y tuve que cambiar de
bici.
Fui con una
bici que me quedaba pequeña lo que me faltaba de carrera.
Mientras todo esto hubo
un ataque que dio lugar a un grupo de fugados que nos metieron bastante
distancia. A mitad de carrera mi equipo y el Ciudad de Oviedo, empezó a
intentar coger el grupo, haciendo ataques cada dos por tres y poniéndonos a
tirar. Pero los equipos interesados en que esto no ocurriese eran varios y no
conseguimos hacer nada. Llegamos al sprint. No me atreví a meterme, al
contrario intenté romper el grupo para ver qué pasaba un cacho antes pero nada.
Llegué en el grupo con la rodilla quemada y la bici pequeña. Solo quedaba una
semana para la Vuelta al Besaya.
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